Thursday, July 13, 2006

Con los dos pies

Cruzando el Urubamba

Campamento en Salcantay

Ha pasado ya tanto tiempo desde que escribi aqui que creo que tendre que hacer un resumen de los dos ultimos meses. Encontrandome en estos momentos en Alemania a dos dias antes de partir hacia Dinamarca me vienen a la cabeza los lugares que visite en Peru, los amigos que vi y con quien comparti alla, el pollo que me cayo mal y me mando el hospital a las cuatro de la manana de un sabado, el billete falso que me volvieron a dar en este nuevo viaje a Peru, la visita de una amiga de Israel que llego a la casa de paso a Mancora. Es interminable la lista y seria imposible escribir lo que hice dia a dia pero podria resaltar entrar caminando a Peru con mis mochilas por medio de Puno, voltear y ver la bandera Boliviana, voltear otra vez y ver al frente la bandera Peruana. El senor del triciclo que me llevo por 50 centimos al paradero en Yunguyo hacia los buses que salian a Chucuito donde visitaria a un tio, el hermano de mi mama. El lago Titicaca aun en mi vista y el pisco sour que un supervisor de un hotel me invito como cortesia en el hotel de Puno al conocer que yo tambien era del norte del Peru como el.
Llegar a Cusco y tener en mente hacer los caminos del Inca, lo que a mi llegada fue una tremenda sorpresa cuando me dijeron que necesitaba dos meses de anticipacion para reservar espacio. Felizmente la ruta alternativa del Salcantay me permitio hacer la caminata con cuatro turistas mas y llegar a Machupichu al amanecer del quinto dia. Cinco dias donde subimos hasta 4,600 metros, acampamos al lado del nevado Salcantay, nos banamos en aguas termales, llegamos al pueblo de Santa Teresa en camion, comi frutas directamente de los arboles, cruzamos un rio mediante un cable para finalmente pasar el ultimo dia en Machupichu caminando y sentandose en alguna esquina para simplemente contemplar el paisaje de esa magnifica construccion.
O las veintidos horas que me tomo ir en bus en una carretera que no es pavimentada de Cusco a Puerto maldonado, una ciudad cerca a Brasil y donde todo el tiempo es caliente. Donde a pesar del tamano no hay gente que mendiga dinero y hay mas semaforos que en mismo trujillo. Puerto Maldonado fue una buena idea de ir. No habian muchos turistas, pude hacer visitas al lago Sandoval y banarme con el grupo de ninos alemanes y sus padres. O cuando me quede en el Infierno, una aldea a 40 minutos de Pto Maldonado, donde un muchacho que al principio fue arrogante y prepotente en el colectivo me invito luego a quedarme en la casa de sus hermanos quienes se dedicaban a criar vacas y chanchos para luego venderlos. La casa construida a un metro y mdeio del suelo por las lluvias que azotan esa zona. Ver las estrellas de noche y escuchar nada pero el sonido del rio Tambopata donde nos banamos al dia siguiente despues de desayunar arroz y palta.
La visita a otro tio en Calca, a otro en Arequipa donde aproveche para ir al canon del Colca para ver al Condor, un ave gigantesca. Chincha donde me decepcione al no encontrar morenos quienes son conocidos por tocar el Festejo, una musica creada por los descendientes de Africanos varios siglos atras y que hace bailar a ritmo de cajon y guitarra. El viaje a Paracas para ver las aves guaneras, Cajamarca para visitar a un amigo y ver el cuarto del rescate el cual fue usado para llenarlo de oro con el fin de liberar al Inca Atahualpa de los espanoles pero quienes lo mataron de todas formas cuando tuvieron el oro y plata ofrecido.
Y claro mucho tiempo en Trujiillo con mi hermano Carlos y mi madre quien se aseguro nuevamente de que yo comiera la mayoria de los platos de Peru como Shambar, aji de gallina, papa rellena, arroz con pato, adobo arequipeno (porque mi mama es de la ciudad de Arequipa), chaufa, caihua rellena, anticuchos, tamales, chicharron de chancho, picante de camarones, cecinas, papa a la huacaina, lomo saltado tanto mas y obviamente el ceviche, de pescado, de conchas negras, mixto. Uff. Vale la pena engordarse con la comida peruana.